La procesión de la Divina Pastora reúne a más de dos millones de personas cada año en las calles de Barquisimeto, estado Lara. Este acto de fe y devoción, que data de 1856, representa una de las manifestaciones religiosas más emblemáticas de Venezuela.
Un recorrido lleno de fe Desde las primeras horas del 14 de enero, los fieles se congregan para acompañar a la imagen de la Divina Pastora en su recorrido desde el pueblo de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto. Este trayecto, de aproximadamente siete kilómetros, está marcado por cantos, oraciones y expresiones de gratitud por favores concedidos.
«Es una experiencia única. Cada paso que doy en la procesión siento más cercana mi fe», comenta María Fernanda Pérez, quien participa en el evento desde hace 15 años.
Historia y significado La devoción a la Divina Pastora comenzó en 1736, cuando la imagen llegó al pueblo de Santa Rosa. Sin embargo, la primera procesión hacia Barquisimeto ocurrió en 1856, tras una promesa realizada por los habitantes para pedir el fin de una epidemia de cólera. Desde entonces, este evento se ha consolidado como un acto de agradecimiento colectivo.
Impacto en la comunidad El evento no solo tiene un carácter espiritual, sino también social y económico. Comercios, hospedajes y servicios de transporte reportan un incremento significativo en sus actividades. Además, la procesión es una oportunidad para fortalecer la identidad cultural de los larenses.
Un llamado a la unidad: «La Divina Pastora nos invita a ser solidarios y a mantener la esperanza en tiempos difíciles».
La peregrinación de la Divina Pastora no solo representa una tradición religiosa, sino también un ejemplo de unidad y resiliencia para el pueblo venezolano. Este evento, que cada año atrae a miles de fieles y visitantes, reafirma el poder de la fe como motor de cambio y esperanza.
