Roma – El Papa Francisco inauguró el Año Académico en la Pontificia Universidad Gregoriana, resaltando la misión educativa de la institución, confiada a la Compañía de Jesús. Durante el evento, el rector de la Universidad, P. Mark Lewis SJ, subrayó el papel de la Gregoriana en la formación de destacados líderes religiosos, incluyendo a Mons. Rolando Álvarez de Nicaragua, quien, señaló, “predica el Evangelio con valentía”.
Un replanteamiento de la misión educativa
El Santo Padre exhortó a los docentes a repensar la misión de la Universidad, conforme al carisma de San Ignacio. “Es necesario valorar lo que se vive en el mundo y en la Iglesia”, dijo, enfatizando que evitar errores no debería ser la prioridad, ya que “cuando uno se preocupa solo en no tropezar, termina por caerse”.
El Papa también alertó contra la “coca-lización de la espiritualidad”, una superficialidad que, en sus palabras, afecta la profundidad espiritual y el compromiso misionero de los creyentes. “Hay que evitar una espiritualidad pasajera, basada en el entusiasmo superficial”, instó Francisco.
La misión de humanizar el saber
Dirigiéndose a los estudiantes, el Pontífice invitó a “humanizar el saber de la fe”. Francisco insistió en la importancia de una educación que permita explorar las propias emociones y sentimientos, elemento esencial en la formación integral. La educación, destacó, debe fomentar la libertad y la alegría del descubrimiento.
En este contexto, recordó que el proceso educativo no debe basarse únicamente en normas rígidas, sino que debe reflejar el “corazón” en cada acción formativa. “Cuando falta el corazón, se nota”, agregó el Papa, citando su reciente encíclica Dilexit Nos, la cual subraya la centralidad del corazón en toda relación auténtica.
Un llamado a la gratuidad y la inclusión
Francisco exhortó a la Universidad a retomar la gratuidad que inspiró a San Ignacio al fundar el Colegio Romano en 1551. “Es la gratuidad la que nos abre a las sorpresas de Dios”, afirmó. En esta línea, animó a los presentes a promover un ambiente inclusivo y “con olor a carne del pueblo”, donde cada persona se sienta valorada y escuchada.
Asimismo, instó a recuperar la “teología encarnada”, que inspire esperanza y esté al servicio de la misión de la Iglesia. “Necesitamos una filosofía que toque el misterio y una teología que alimente la fe”, subrayó, en alusión a los desafíos actuales que enfrenta la humanidad.
Antecedentes y evolución de la Gregoriana
Fundada en 1551 como el Colegio Romano, la Universidad Gregoriana ha evolucionado a lo largo de los siglos para convertirse en un referente educativo de la Iglesia. En 1873, el Papa Pío IX la nombró oficialmente Pontificia Universidad Gregoriana. Con la reciente incorporación del Pontificio Instituto Bíblico y el Pontificio Instituto Oriental en 2024, la Gregoriana continúa ampliando su misión al servicio de la Iglesia universal.
Una misión educativa para el presente y el futuro
El Papa Francisco concluyó su discurso con un llamado a los miembros de la Universidad a mantener la tradición educativa jesuita viva y dinámica. “No debemos aferrarnos a las normas de forma rígida, sino discernir para mantener la doctrina viva”, dijo. Además, subrayó la importancia de la humildad y la unidad en la diversidad, recordando a la Gregoriana su misión de formar líderes comprometidos con la humanidad.